Acostumbro a guardar un poco de lo peor de mi en un estante de la dispensa. Una porción pequeña para irme convirtiendo en mejor persona a cada momento. Un cambio paulatino, y casi inapreciable por momentos, con la esperanza de que con el tiempo eso se hiciese notar en la gente que me rodea. A veces es tanto el daño que me apetece emprender una vendetta con tan cansinas personas que se sacian en malhumorarme. Pero es tanta la ira que he guardado que me asusta el recogerla y emplearla sin saber si podré pararme a mi mismo estas alturas.
Mi conciencia ha sido calcinada a base de sucias putadas, y ahora ya solo me queda la angustia de poder dormir tranquilo por las noches. Y parece absurdo, pero duele tanto el haber conseguido hacer fría una venganza. El querer ser mejor que quién te jode, pero jugar con la ventaja de que, ni tan siquiera a la larga, lo que hagas con o sin maldad no te importe nada. He aprendido a pasar página con la facilidad de una lectura cómoda. Y veo caer las desaparecer las hojas de un libro que es mi vida, y a cada palabra un amigo, y a cada punto una historia que se acaba, y a cada página un día menos que me queda por escribir. Y ahora mismo, sencillamente no sé ni si quiero escribir nada.

Y es paradójico que todo esto lo diga escribiendo.

2 comentarios:

  1. bonito texto hace pensar mucho u.u ,

    x cierto, me encan el estilo que llevas!!
    un besoo

    muuA

    ResponderEliminar
  2. me encanta el blog! los texto son genialesss
    te sigooo muakk:)

    ResponderEliminar

 

Flickr Photostream

Meet The Author